-Educación robot
Nos enseñan qué es lo que debemos decir para ser críticos. Repetimos teorías, y suena como si pensáramos.
Si todas las preguntas pueden ser contestadas leyendo los textos del programa, sería cosa de leer nomás. El que lea más rápido, encontrará antes las respuestas correctas.
Pero pensar es otra cosa. Sin certezas, es arriesgarse a cuestionar hasta las verdades con las que miramos el mundo, y cada palabra nace desde nosotros mismos.
Para pensar, hay que permitirse (animarse a) dudar, paso necesario para aprender a escuchar y así poder dialogar, sin dueños del saber y de la palabra.
Los espacios y los tiempos para pensar mueren aplastados por el material a memorizar y postergados hasta terminar con lo que hay que ver.
Detenerse a reflexionar sobre situaciones problemáticas de la realidad escolar, del país; de para qué estamos estudiando en la universidad, no está prohibido: se puede fuera de las cursadas y de la planilla de faltas.
Es atrasarse en la carrera pensar a dónde corremos. Y las carreras hay que ganarlas para poder trabajar, dicen.
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