¿Para qué se hablan todas esas personas si no van a decir nada que les parta la cabeza?
Buenos días, ¿cómo le va señor?, ¿vió que calor hace hoy?
Se hablan tan seguros de que nionguna palabra cambiará el rumbo de sus pasos, de sus días.
Por eso hablan y siguen, sin demasiados recuerdos que guardar.
Por eso se indignan con causas triviales, por eso comentan la vida de los demás, por eso ocupan su mente con las tareas del día, por eso prenden la tele; para no preguntarse demasiado.
Las pasiones quedan quietas, como si fueran las dos de la tarde y el sol calentara el asfalto y todos durmieran la siesta.
¿Alguien se animará a sentir en este pueblo?
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