Tengo un wordpad abierto que trata de atrapar todo lo que fuimos diciendo. Es una guasada*, y estoy contento: no es poco decir tanto tan de golpe.
Buen comienzo.
No voy a improvisar un resumen más legible que como lo tengo en mi cabeza, poq supongo que Guido tiene todo el entusiasmo para hacerlo.
Pero sí quiero dejarles algunas impresiones, para que sepan más o menos lo que creo y entiendan mejor de qué hablo cuando hablo...
-Una vez, también en Majón, una profe dijo algo como "¿para qué quieren continuar con el judaísmo? El judaísmo no está hecho para continuarse, está hecho para vivirse", lo cual no es del todo cierto pero sí fue interesante esto de que un judaísmo que no se vive probablemente no continue a pura fuerza de inercia y pequeños recuerdos que apaga el tiempo. O, dicho distinto, un judaísmo sin vida, pura actuación desganada, no merece ser continuado.
-Sin embargo, esa porfíada manía (a veces, le dicen compromiso) de creer que el judaísmo merece ser vivido aunque sea difícil decir porqué, suele ser nuestra gran fuerza. Si podemos ir reemplazando el cansancio de ser siempre los mismos por la alegría de estar haciendo todo lo que podemos aunque nunca alcance, si en vez de desesperarnos por todos los que no están vamos atreviéndonos a vivir el judaísmo con los que vayamos siendo, si imaginar y pensar lo judío pasa más por una necesidad de nuestra identidad que sólo por una responsabilidad, si vamos creando el judaísmo a nuestro paso libres sin demasiados dogmas ni miedo a goim ni frases hechas ni reglas dadas, si aprendemos a (sin dejar de ser porfiados) escucharnos y apoyarnos entre todos los que quieran construir; vamos a ir sumando a nuestra gran fuerza un sentido, una manera de ser y de vivir que va a ir desparramando chispas por donde andemos, y aunque no arrastre nada nos va a llenar de ganas de seguir.
-Y creo que tenemos bastante por escuchar de los que se alejan del judaísmo, con más ánimo de entender que de reprochar. Su pregunta es lo que altera a los inseguros: ¿para qué me sirve ser judío? Ni esquivarla ni prefabricar respuestas hará descubrir el judaísmo a nadie.
-En el judaísmo no es, como dicen muchos, tan importante saber. Es importante preguntarse, y es importante querer aprender; cosa que "los que saben" siempre terminan olvidando. Hay una frase, creo que de Kovadloff, que dice que el pueblo judío es el pueblo del libro no porque lo sepa o lo tenga sino porque nunca deja de escribirlo. Un judaísmo sin dudas, sin creatividad, no es judaísmo: es una piedra. Y las piedras dejémosela a los muertos.
-Tampoco hay judaísmo sin encuentro, pero las burbujas parecen cuidar un vacío que se haría evidente al menor contacto con cualquier cosa con un mejor y pìnchudo marketing. El judaísmo en el encierro tiende a pudrirse, más que a crecer. No somos judíos por amontonarnos con otros judíos, somos judíos por encontrarnos con otros judíos. Y encontrarnos es una palabra difícil, ciertamente. Porque implica creer en quién somos pero estar abierto a quien es el otro. Implica no repetir ni fingir lo que estamos haciendo sino sentirlo, no sonreír por ser políticamente correcto ni dejar de considerar al otro por no estar de acuerdo y creer que ahí se termina todo. Implica sentirse parte de lo mismo sin tratar de imponerle al otro que viva esto mismo como a mí me parece que es. Implica dejar de girar como trompos para bailar un rikud, un poco más en ronda, para tirar alguna metáfora tonta. Pero sin creer que en la ronda dejamos de importar como personas, particulares, únicas.
-Pero, en Argentina. Y que me perdone (¿que me perdone?) la ideología sionista por la "traición", pero no creo ni que Israel sea mi casa, ni que sólo pueda ser "plenamente" judío allá. Y lo digo, cuidado, con todo cariño. Pero si no quiere que sus preceptos sean una mentira, que deje de meternos a todos los judíos en su bolsa (o a todos los que entramos en la ley del retorno, al menos!). Me explico: me cae simpática su difundida invitación a formar un estado judío en la tierra de nuestros antepasadísimos y creo que los que hacen aliá ideológicamente encaran un gran proyecto, creo que es justo que lo defendamos ante las guarangadas de una izquieda simplista y agresiva sin dejar de serle crítico, también me importa lo que allá pasa y aprendo mucho de lo que hacen. Pero no vivo allá, no construyo allá mi vida ni mi judaísmo ni quiero hacerlo, ni me parece hacerlo mientras pensemos seguir en este suelo. Y cuando nos dicen y dejamos que el centro de nuestra vida está lejos de donde estamos, cuando nos escriben la historia olvidándonos y la tomamos como nuestra, cuando nos crean la cultura allá lejos y en otro idioma y creemos que es la única posible o la mejor, cuando nos preocupan sus problemas más que los nuestros y nos alegramos más de sus logros que de los nuestros, siento que somos un reflejo triste que mira lo que pasa en otro lado y no sabe cómo vivir acá mismo, ni cree que se pueda con la misma intensidad, o con otra intensidad pero nuestra intensidad. A veces, hasta me parece que nos limita a crearnos y a descubrirnos el creer que lo que pasa pasa en otro lado con otros protagonistas y sin preguntarnos, dejándonos el lugar de pasivos observadores, que a lo sumo se pelean con alguno que molesta acá lejos donde las cosas no importan tanto como para tenerlas en cuenta. Igual, Israel es un punto difícil, en donde creo tenemos más nosotros por hablar que los israelíes. Pero que sirva de pantallazo de lo que siento que nos pasa*.
-Poquitos hablaron de nuestra relación con los goim, pero es que tampoco hablamos mucho de cómo ser en Argentina. Judíos y argentinos, pero no como una identidad partida sino mezclada, no siendo judíos un rato con judíos y argentinos otro rato en la universidad sino siendo, siendo esto que somos cada vez que estemos siendo y con quien estemos siendo. Lo digo como continuo desafío, y más en comunidades que no suelen creer que tienen una historia y la posibilidad de estar creándola. Más en comunidades que tienen miedo de mostrar su judaísmo y de dudar de su judaísmo, porque la asimilación sería terrible entonces mejor encerrarse entre judíos, porque este país no es el país de los judíos. Pero es nuestro país, al menos mi país. Y vivirlo sin proscribir ni limitar mi judaísmo es un desafío de cada día, complejo y latente, que ojalá comparta con ustedes...
Bueno, si llegaron hasta acá y siguen siendo judíos, deberían estar sumamente en desacuerdo con al menos algo, jaja.
¿No les parece ir tratando, en una especie de foros transversales que atraviecen todo mirkam, estos temas que tienen que ver con la identidad de nuestras comunidades; para ir no sólo definiendo el qué y el cómo educar, sino también nuestros desafíos y para qués?
Se me ocurre, digo: creer que cuarenta judíos van a ponerse de acuerdo sobre algo en dos años es ya bastante optimista, estaría bueno irlo charlando desde ahora, jaja..
Que arranquen bien sus mundos! Nos vemos...
*Intenten encontrar una palabra mejor, intenten! jaja
*Un sólo ejemplo (tengo muchos simpáticos, jaja): en Rivera, Iom Hatzmaut se festeja con mucho más entusiasmo que el aniversario de nuestra localidad, que si recuerdan, es una colonia judía. Y digo: nosotros también invitamos a todo el mundo a vivir en Rivera donde podemos ser independientes! ¿Pasará por el éxito de la convocatoria sionista comparada con la riverense, el entusiasmo?
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